domingo, 12 de agosto de 2012

Todo lo que es exterior debe ser devuelto al interior




  
Hoy, el sacrificio de la encarnación llega al final
 y debe permitiros encontrar ante todo, vuestra
 Unidad con el Único. 
Y por eso, necesitáis aceptar que todo lo que veis
 al exterior no puede ser dicotomizado en una 
noción de bien o de mal, de bueno o de malo, 
sino como el reflejo de la Unidad. 
Tan penoso como pueda ser a través de vuestros 
sufrimientos pasados, a través de vuestras 
experiencias, a veces dolorosas, os corresponde 
comprender que todo lo que veis en el exterior 
no es más que la 
manifestación de vuestro interior. 
Lo que pasa en tal punto del globo corresponde 
a la tempestad que está en vosotros. 
El acontecimiento feliz del nacimiento de un niño 
al otro extremo del planeta, corresponde al 
nacimiento de vuestra célula en un lugar 
preciso de vuestro cuerpo. 
Todo lo que es exterior debe ser devuelto al interior. 
Todo lo que se ha expandido en un momento dado, 
por vuestro sacrificio, en un punto que podría
 ser extremadamente alejado (sea en tiempo o 
en espacio) debe lo más pronto posible, ahora 
y en este espacio tiempo en el que vosotros vivís 
desde hace tanto tiempo, ser 
devuelto a la Unidad.
 Ahora, el único medio y esencial que os es dado 
para volver a la Unidad es volver ya a vuestra
 propia Unidad, es decir a vuestro propio centro, 
hacer vuestro, todo lo que os parece exterior, 
superar, transcender todo lo que os parece 
exterior a vosotros, no dar peso a lo que os parezca 
opuesto a la luz sino comprender un día u otro, 
que lo que veis como elemento negativo 
representa la exteriorización de lo que 
había en vosotros.



Extraído del libro La Humanidad en Devenir





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