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jueves, 10 de marzo de 2011

La liberación de la deuda karmica - Dialogos entre Krishna y Arjuna - Bhagavad Gita







Las consecuencias de Mis actos no se me adhieren porque, como te dije, estoy desapegado de los frutos de esos actos. Así también quedará libre de las consecuencias de sus propios actos quien comprenda realmente este principio del Atma, del Verdadero Ser Interior.

Sin embargo, aún los grandes sabios han quedado perplejos a veces y no han sabido distinguir la acción de la inacción. Te diré, Arjuna, qué acciones debes cumplir y cuáles has de evitar. Este secreto puede liberarte de la rueda  de la muerte y el renacimiento.

La persona verdaderamente sabia (el jñani, el yogui, el Sthithaprajña o iluminado) es aquella que reconoce la inacción en la acción y la acción en la inacción. Sabe que allí donde tiene lugar una acción aparente en el nivel mundano , puede haber una real inacción interior; asimismo, allí donde en apariencia no tiene lugar ninguna acción mundana, en el plano interno puede desarrollarse una acción considerable.  

Las personas verdaderamente sabias, Arjuna, estan en el mundo pero no pertenecen a él. Pueden estar muy ocupadas en cuestiones terrenales pero su mente y su corazón siguen en soledad, y de este modo se conectan con el Atma interior. No son tocadas por las consecuencias de sus actos.

El verdadero sabio no piensa en los frutos de sus actos, y por ende, carece de turbulencia interna. Esto quiebra la cadena de las consecuencias. Todos sus deseos egoístas se han consumido en la hoguera al saber que ellos no son el cuerpo ni el motor, sino que son el Atma , el verdadero Ser Interior. 

Escucha atentamente, querido amigo, pues ahora te diré algo nuevo. Los sabios que he descripto están siempre satisfechos y no necesitan nada. Han abandonado todo apoyo externo. En esto consiste la verdadera libertad personal. Actúan pero sus actos son una adoración a la Divinidad. La esencia de su éxito es que han logrado desembarazarse de los frutos de sus acciones.

No esperan nada, no tienen expectativas, lo han abandonado todo, mantienen el control sobre su mente y sentidos. Habiendo conquistado el deseo, por más que actúen en el mundo no atraen hacia sí ningún karma negativo.

Estos sabios han trascendido los pares de opuestos; son los mismos cuando tienen éxito que cuando fracasan; pérdidas o ganancias los dejan indiferentes; no compiten ni se comparan, están libres de la envidia y hacen frente, contentos, a lo que pueda sobrevenirles. Tampoco ellos, aunque realizan acciones mundanas, éstan atados a las consecuencias kármicas.

El karma de una persona se esfuma cuando ella se mantiene desapegada, con la mente purificada por el conocimiento de que toda vida es una, y cumple con su deber con espíritu de sacrificio, como un acto de devoción , una ofrenda.