viernes, 18 de mayo de 2012
Lo que le confiere realidad a los sueños perniciosos es el hecho de compartirlos - Ucdm
Lo que les confiere realidad a los perniciosos
sueños de odio, maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es
el hecho de compartirlos. Si no se comparten, se perciben como algo
sin sentido. Pues al no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de
miedo. Y el amor no puede sino llenar el espacio que el miedo ha
dejado vacante porque ésas son las únicas alternativas que existen. Donde
uno aparece, el otro desaparece. Y el que compartas, será el único
que tendrás. Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas
tener.
Si perdonas al soñador, y percibes que él no es el
sueño que él mismo tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. Por
lo tanto, él no puede ser parte del tuyo, del cual ambos os liberáis. El
perdón separa al soñador del sueño nefasto, y así, lo libera. Recuerda
que si compartes un sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. Y
al tener miedo de él, no desearás conocer tu verdadera Identidad porque
pensarás que es temible. Y negarás tu Ser, y caminarás por tierras
extrañas que tu Creador no creó, donde parecerás ser algo que no eres. Lucharás
contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y atacarás a tu hermano,
como parte de lo que odias. En esto no hay términos medios. O
bien eres tu Ser o bien una ilusión. ¿Qué puede haber entre la
ilusión y la verdad? Creer que hay un lugar intermedio donde
puedes ser algo que no eres, no puede ser la verdad, sino un sueño.
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