Había en un fuerte fronterizo del norte un viejo que entendía de taoísmo. Un día perdió su caballo, que se metió en las tierras de los bárbaros Hu. Sus vecinos lo visitaron para condolerse y él les dijo:
¿cómo sabéis que es mala suerte?
Al cabo de unos cuantos meses , el caballo volvió con algunos hermosos caballos de la raza Hu y la gente felicitó al viejo.
Éste les dijo: ¿Cómo sabéis que es buena suerte?
Con tantos caballos, comenzó para él una era de prosperidad.
Un día su hijo se rompió las dos piernas, intentando domar a unos de los caballos, y la gente se presentó para condolerse de nuevo.
¿Cómo sabéis que esto es mala suerte? les pregunto el anciano.
Los bárbaros Hu atacaron un día el fuerte fronterizo. Todos los jóvenes combatieron con flechas para defenderlo y nueve de cada diez murieron. Como el hijo del anciano era un invalido , los dos escaparon sin daño alguno.
Por lo tanto , la buena suerte puede cambiarse en mala suerte, y la mala en buena. La marcha de los sucesos está más allá de toda comprensión.
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