martes, 21 de agosto de 2012
Lo que aleja al hombre de la Unidad es el juicio, es la exteriorización, es la observación de lo que pasa en el exterior
Conviene hoy, querido amigo lector, que tú tomes conciencia, que tú afirmes que tú eres Uno, hijo del Uno e hijo de la Unidad, que tú eres Uno porque tú eres Unidad.
A partir de ese momento, cualquier capacidad, cualquier voluntad de juicio, cualquier voluntad de experimentación superflua desaparecerá de ti. Y de ese sentimiento de Unidad no puede nacer la división. De ese sentimiento de Unidad y de esta comprensión intelectual de la Unidad que tú eres, en ningún momento podrás estar en el juicio porque lo que aleja al hombre de la Unidad es el juicio, es la exteriorización, es la observación de lo que pasa en el exterior. Por eso, no es cuestión de suprimirlo en tu interior, de aislarte de tu familia, de aislarte de tu trabajo, de hacer como los primeros ascetas y de ir a vivir en grutas, sino de plantear el acto fundador de la nueva conciencia, de la emergencia de la nueva dimensión. Este acto fundador es afirmar totalmente la Unidad que tú eres. Yo Soy Uno y, más sencillamente, Yo Soy, I Am, Ehieh en hebreo, porque el Yo Soy establece las fundaciones de la Unidad encontrada. Y es esto lo que se te pide hoy, querido amigo lector, encontrar: tu Unidad, no a través de una búsqueda, no a través de una técnica, no a través de una comprensión sino únicamente a través de la afirmación consciente del Yo Soy. Estando en el Yo Soy, sales de la división. Tú sales de la experimentación de la división y entras al fin en la Unidad. Tú te realineas con tu Fuente, con tu alma y con tu Espíritu para ser tú mismo Único. En esto, la experiencia que os es propuesta para los años que vienen, queridos amigos lectores, es esencial. Me dirijo de lo Uno a lo múltiple. Me dirijo a uno de vosotros como a la totalidad de vosotros que leéis este libro. Vosotros sois Uno, Tú eres Uno. Yo Soy. Aceptad esto. Vuestra mente no puede hacer oposición a esta afirmación y no puede causar dualidad a través de esta afirmación. La enseñanza esencial de la Unidad es esta. En la medida que os consolidéis en la certeza, en el asiento de vuestra Unidad, la afirmación de Yo Soy Uno, Yo Soy, Yo Uno, cada vez más impregnaréis vuestras estructuras celulares, genéticas, energéticas, fisiológicas y espirituales de esta verdad esencial y última que os permitirá elaborar las estructuras y los fundamentos de la Unidad.
Del libro Humanidad en devenir -
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